Los posos del café se usan
como abono para las plantas, como repelentes de insectos, para neutralizar
olores, incluso para reparar rasguños en muebles de madera.Científicos de la
Universidad de Navarra acaban de demostrar que, además de estas aplicaciones
caseras, los restos que quedan tras
preparar la bebida podrían usarse para extraer antioxidantes saludables.
Cada año se generan en todo
el mundo veinte millones de toneladas de café. Aunque
parte de estos restos han encontrado una utilidad comercial como fertilizantes
agrícolas, la mayoría termina tirándose en un vertedero. Sin embargo, eso
podría cambiar. Las cafeteras de filtro y expreso, presentes en los hogares y
en las cafeterías y restaurantes, fomentan que en el poso se acomules antioxidantes que se podrían extraer para fabricar suplementos dietéticos.
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