El término tatuaje hace referencia a los
dibujos que se graban sobre el cuerpo al introducir pigmentos o tintas bajo la
epidermis. El tatuaje ha acompañado al
hombre durante miles de años. Desde las épocas antiguas hasta la actualidad ha
ido variando la forma y el sentido que le damos a los tatuajes.
Todo comienza con el diseño de un motivo, que
se transfiere a la piel, se delinea el contorno con una máquina que inyecta
tinta bajo la epidermis y se rellena el dibujo con diferentes pigmentos. Las
agujas que se utilizan varían en forma y calibre de acuerdo con el tipo de
trabajo y acabado que se busque.
Siempre han existido tabús acerca de esta práctica,
una muy importante, es que si te tatúas no podrás donar sangre, sin embargo
esto es falso, pues se han hecho investigaciones que demuestran que el tatuaje
no es un impedimento para donar sangre o para hacerse un procedimiento
quirúrgico. Los especialistas niegan que las tintas o pigmentos causen efectos
en la sangre, pero estas medidas surgen cuando no hay cuidados de higiene
correspondientes.
Pues a lo que más se teme, es que las
personas puedan ser portadoras de un virus como el VIH o hepatitis. Existen
muchos hospitales que rechazan rotundamente que tatuados sean donadores, sin
embargo, solo se lo deberían de negar a portadores de virus por vía sanguínea.
El rechazo de donadores tatuados es más que
nada por una cuestión cultural, puesto que mucha gente tiene sus propias creencias
y están poco informadas sobre los tatuajes, pues los motivos de salud no
interfieren, si la práctica es con los cuidados necesarios.
Algunos países si pueden donar porque están más
informados y las personas acuden a centros certificados, pero en nuestro país
los factores de riesgo pueden ser un poco más elevados puesto que no todos los
tatuadores son certificados.
Pero con los exámenes correspondientes y
tomando las medidas indicadas, una persona tatuada o cualquiera que esté libre
de virus en vías sanguíneas como el VIH o hepatitis, puede ser donadora de
sangre.
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